Al igual que ocurriese en todos los reinos de España, la orden de los jesuitas, ubicada en Morón de la Frontera, fue expulsada del territorio en el año clave de 1767 con sus pertenencias muebles pasando sus bienes al Patrimonio del Estado.
Esta iglesia de la primera mitad del siglo XVIII fue un antiguo templo jesuítico fundado en 1627 que está formada por una nave de cuatro tramos con capillas laterales las cuales se encuentran cegadas en sus arcos conteniendo pequeños altares en número de seis.
Tiene tribunas altas entre los pilares, en el crucero y en la capilla mayor. Tanto el cuerpo, como la capilla mayor y los brazos del crucero se cubren con bóvedas de medio cañón con arcos fajones y lunetos. Mientras el crucero lo hace con bóveda semiesférica, las capillas laterales por el contrario lo hacen con bóvedas de aristas. Sus soportes son pilares cruciformes sobre los que se sostienen arcos de medio punto.
El coro, está situado a los pies de la nave. La torre, con la misma ubicación, está construida en ladrillo al igual que el resto del templo y tiene dos cuerpos y cuatro vanos encontrándose rematada por una cúpula.
Al exterior, la portada de la iglesia, presenta un gran arco de medio punto sobre columnas de estilo corintio pareadas sobre pedestales, apareciendo sobre ellas un entablamento que da paso al segundo cuerpo y ático. Éste se articula en torno a una hornacina central flanqueada por estípites, donde aparece una imagen del Sagrado Corazón. La hornacina está a su vez enmarcada por columnas compuestas sobre los que se apoya un entablamento. La fachada se remata en espadaña.
Destaca el retablo mayor, de mediados del siglo XVIII, y que es de madera sin dorar. Está formado por un banco, dos cuerpos y tres calles compartimentadas por estípites y basamento en jaspe rojo. A ambos lados del retablo sobresalen dos grandes lienzos ovalados que simbolizan el Sacrificio de Isaac y la Ofrenda de los Panes por Melquisedec, y que data de mediados del siglo XVIII. La puerta del Sagrario está decorada con una pintura sobre cobre que representa a la Virgen de la Leche, del siglo XVIII. En las calles laterales lienzos de la vida de San Ignacio. En la central, talla del Santísimo Cristo de la Expiración del año 1930, bendecida en 1931, obra de Antonio Illanes, pintura de Virgen con el Niño del XVII, y escultura de San Ignacio de Loyola con cabeza vaciada en plomo. Delante del Crucificado, Virgen de Nuestra Señora de la Esperanza. El presbiterio se cierra con baranda de hierro forjado del XVIII.
En el crucero del lado del Evangelio, un retablo del Corazón de Jesús, constituido por banco, cuerpo y ático, del XVIII que estuvo dedicado a San Francisco de Borja. La puerta del Sagrario tiene una Virgen de Guadalupe. En la calle colateral, escultura de San Rafael y en el lateral izquierdo, imagen de Santa Teresa del XVII. En la calle central, cobre de la Adoración del Sagrado Corazón y lienzo de San Francisco de Borja ingresando en la Compañía de Jesús. Existe también un lienzo de la Inmaculada del siglo XVIII. De la misma manera, lienzos del flamenco Pieter Van Lint, de mediados del XVII, de gran factura, que representan la Anunciación y la Natividad.
Otro retablo, el de San Francisco Javier, en madera tallada sin policromar, encierra su imagen, de talla articulada y cabeza vaciada en plomo del XVII. En las calles laterales, bustos de escayola y tela engomada, del XVIII, que representan en Ecce Homo y la Dolorosa. En el crucero del lado de la Epístola, retablo de San José, sin policromar, formado por banco, cuerpo y ático con tres calles. La imagen es de madera estofada del XVIII con aureola de plata repujada.
Le sigue un retablo de San Juan Evangelista, igualmente sin policromar, con banco, cuerpo y tres calles con estípites. Su imagen pertenece a la Hermandad de la Santa Cruz. El ático remata con relieve de la Virgen del Rosario. Hay tres lienzos magníficos de Pieter Van Lint: La Adoración de los Reyes, la Huida a Egipto y la Presentación del Niño en el Templo.
A los pies de la nave, escultura de San Francisco de Borja y cuadro de los Santos Jesuitas Mártires del Japón, del XVIII. Destacan los lienzos de Pieter Van Lint: el Nacimiento de la Virgen, la Presentación de la Virgen en el Templo, los Desposorios de la Virgen, la Circuncisión del Niño, la Muerte la Virgen y la Coronación de la Virgen.
En otro altar, Divina Pastora procedente convento de capuchinos de Marchena, según nos informan.
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